
La ciencia redefine los límites de lo imaginable: desde minicerebros con actividad eléctrica hasta un guante que teje vendas instantáneas o el inquietante hallazgo de microplásticos por primera vez en la retina humana.
La contaminación por plásticos ha traspasado una nueva frontera, una que hasta ahora se creía a salvo: el interior del ojo humano. Un estudio reciente ha confirmado por primera vez la presencia de microplásticos en la retina, un hallazgo alarmante que demuestra hasta qué punto estos contaminantes han penetrado en nuestro organismo. El descubrimiento plantea serias incógnitas sobre las consecuencias a largo plazo para la salud visual y general.
De hecho, el análisis realizado sobre doce ojos humanos post-mortem no deja lugar a dudas: todas las muestras contenían partículas plásticas. Este descubrimiento constata que la polución ha alcanzado rincones insospechados del cuerpo, superando barreras biológicas y convirtiendo lo que era una crisis medioambiental en un problema de salud pública de primer orden.
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