Si alguna vez te has frotado los ojos con fuerza y has notado destellos, luces o patrones de colores, has experimentado un fenómeno conocido como fosfenos.
Aunque no se trata de un arcoíris real ni de una alucinación, los fosfenos tienen una explicación científica fascinante que conecta nuestra visión con la complejidad del sistema nervioso.
¿Qué son los fosfenos?
Los fosfenos son sensaciones visuales que no son provocadas por la luz externa, sino por la estimulación directa de la retina o el nervio óptico. Cuando te frotas los ojos, ejerces presión sobre estas partes sensibles del sistema visual, lo que desencadena una respuesta que el cerebro interpreta como «luz».
El origen de los colores
El sistema visual traduce las señales eléctricas generadas en la retina en imágenes que percibimos como luz y color. Cuando aplicas presión física al globo ocular, esta acción estimula las células sensibles a la luz, conocidas como fotorreceptores, incluso si no hay luz real presente. Los colores y patrones que ves (rayos, puntos o espirales) son interpretaciones del cerebro ante esta estimulación anómala.
La relación con el cerebro
Los fosfenos también pueden ocurrir cuando se estimula el nervio óptico o las áreas visuales del cerebro, como durante una migraña con aura o incluso en estados de privación sensorial. Esto demuestra la estrecha conexión entre los ojos y el cerebro en la percepción de la luz y los colores.
¿Por qué vemos colores específicos?
Aunque no todos experimentan los mismos patrones o colores al frotarse los ojos, las diferencias se deben a:
- El nivel de presión aplicada: Una presión leve puede generar puntos o destellos, mientras que una presión más fuerte podría producir patrones más complejos.
- La sensibilidad individual de los fotorreceptores: Algunas personas tienen una retina más reactiva que otras.
- La distribución de las células en la retina: Los conos y bastones de la retina responden de manera diferente a la estimulación. Los conos, responsables de la percepción del color, pueden generar tonos como azul, verde o rojo, mientras que los bastones, más sensibles a la luz, pueden crear destellos blancos o grises. ¿
¿Son peligrosos los fosfenos?
En la mayoría de los casos, los fosfenos son completamente inofensivos. Frotarse los ojos ocasionalmente no debería causar problemas de salud visual. Sin embargo, si experimentas fosfenos sin estímulos físicos, o acompañados de síntomas como pérdida de visión, dolor ocular o migrañas severas, podría ser señal de un problema más serio, como:
- Desprendimiento de retina: Sensaciones visuales repentinas, como destellos o «luces», pueden indicar una emergencia médica.
- Neuropatías ópticas: Enfermedades que afectan el nervio óptico pueden provocar fosfenos persistentes.
- Migrañas con aura: Los patrones visuales pueden ser un precursor de un episodio de migraña.
¿Deberíamos evitar frotarnos los ojos?
Aunque ver colores al frotarnos los ojos es curioso, esta práctica puede ser dañina si se realiza con frecuencia o demasiada fuerza. La presión excesiva puede:
- Dañar los vasos sanguíneos alrededor de los ojos, causando pequeñas hemorragias.
- Desencadenar problemas en personas con condiciones preexistentes, como glaucoma.
- Introducir bacterias en los ojos, aumentando el riesgo de infecciones como la conjuntivitis.
Para aliviar el cansancio visual o la picazón, es mejor usar lágrimas artificiales o compresas frías en lugar de frotarte los ojos directamente.
¿Qué podemos aprender de los fosfenos?
El fenómeno de los fosfenos nos recuerda lo complejo e increíble que es el sistema visual humano. Desde la retina hasta el cerebro, cada parte está diseñada para procesar estímulos con precisión asombrosa. Incluso una acción tan simple como frotarnos los ojos puede generar una experiencia visual única que refleja la sensibilidad y adaptabilidad de nuestros sentidos.
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